jueves, 26 de marzo de 2009

La Reflexión


Reflexionar es soltar, es saltar. Es soltar las certezas, es saltar al vacío de verdad. Cuándo reflexionamos no detenemos la vida, es imposible, pensamos en lo que hacemos inmersos en el hacer, y...
¿ para qué lo hacemos?
¿Para qué conversamos sobre nuestras conversaciones? ¿Qué busca la reflexión, cuál es el sentido de ese hacer?
Me parece que nos preguntamos sobre el hacer en busca de una explicación , por ejemplo, ¿por qué me enojé tanto ayer, con el que se adelantó con el auto? ¿ por qué no soporto esperar?, ¿ por qué soy impuntual? ¿ por qué no hago lo que digo que quiero hacer?
Algunos ejemplos nomás, algunas preguntas interesantes para buscarle explicación si te identificás con alguna, si por ahí te aprieta el zapato, pero…
que es una explicación?
Una explicación es un relato que se acepta cómo verídico o plausible de serlo, pongamos por ejemplo que reflexionamos acerca del hacer en el acto de escribir :
¿Cómo hace lo que hace, cómo escribe, me pregunta alguien?
Bueno, verá usted, cuando era niño fui a la escuela y entonces primero me enseñaron los ritmos, me enseñaron a dibujar las letras, me enseñaron que esas letras formaban palabras y esas palabras significaban cosas, relacionando las palabras con las cosas, practicando, es que puedo escribir, ¿Qué tenemos ahí? Tenemos una serie de proposiciones que se articulan para dar cuenta de sucesos que, de suceder, dan por resultado otro suceso, en éste caso el escribir, ahora bien, que pasa si ante la misma pregunta yo respondiera:
verá usted, tenía alrededor de cinco años cuándo, mientras jugaba en la plaza bajó del cielo una luz que me iluminó el rostro y cuándo volví a mi casa ya sabía escribir, nadie me enseño a hacerlo
¿sería una explicación eso? Me parece que no, me parece que la explicación es tal cuándo se acepta.
Entonces, en la reflexión sobre el hacer, para que ocurra, está la necesaria suspensión de las explicaciones que ya tenemos para nuestro hacer, está la necesidad de soltar, de saltar, porque sino la alteridad de relatos que surjan a partir de la reflexión no serán aceptados como explicaciones plausibles, de modo que, a la postre, no habrá reflexión en absoluto.
Ante la pregunta de cómo hacemos lo que hacemos sale a la luz algo que al decirlo parece sencillo, pero no lo es tanto, explicamos nuestro hacer, nuestro vivir, con relatos de nuestro hacer, de nuestro vivir, eso es lo que es preciso soltar, ese es el vértigo maravilloso que propone el salto reflexivo, y es ahí cuándo la ayuda de otros haceres, de otros vivires, nos proponen otros relatos, nos dan la oportunidad de observar otras explicaciones, nos muestran la posibilidad de cambiar.
Reflexión sobre querer es poder
Muchas veces escuché la frase querer es poder, seguramente ustedes también, antes de reflexionarla a mí me parecían palabras de aliento, simplemente, una forma de motivación, hoy las reflexiono y me resulta una frase interesante, para analizarla es preciso ampliarla, sumarle palabras. Entonces, querer… Si realmente quiero! Si pongo empeño! Si pongo voluntad! Si pongo ganas! Si pongo garra! Si pongo todo! Si pongo huevo! Voy a poder! Voy a poder! Voy a poder hacer! Que maravilloso! Poder hacer lo que quiero hacer! Poder! Poder poder! Y puedo! Pongo mi empeño y puedo! Que alegría! Que satisfacción! O nó? ¿Cómo nos ponemos cuando podemos? Contentos! Alegres! Aaaaaaaaanchos… o nó? Claro que siiii!!! Anchos de autoestima!!! Y que pasa si agarramos todo ese entusiasmo y queremos poder otra cosa y ponemos empeño, voluntad, ganas, garra, ponemos todo y…no podemos ¿Qué pasa ahí? ¿Qué pasa ahí, que hacemos? ¿Qué hacés vos?

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